domingo, 15 de janeiro de 2012

Jornada Mundial dos Migrantes (15 de janeiro)

Salmo 143 rezado por un migrante

Dios mío, creador del cielo y la tierra, oye mi oración, atiende mi súplica.
Respóndeme por tu fidelidad y tu justicia.
Solamente pido que tu justicia sea hecha.
Soy tu hijo, soy tu hija.
Busco solo una oportunidad para proveer a mi familia de comida, ropa, techo, seguridad.
En el lugar de donde vengo, estas oportunidades son muy limitadas.
Podría trabajar una semana entera y aun no tener suficiente.
¿Es esto justo, Señor?

En busca de oportunidades, cruzo fronteras creadas por hombres.
Viajo a través de ríos y desiertos desafiando enfermedad, deshidratación, aun la muerte.
Al cruzar la frontera, me vuelvo invisible.
Tengo dos o tres trabajos que ni siquiera pagan salario mínimo.
Apenas tengo tiempo para dormir.

Dame descanso, Señor.
Oye mi suplica, respóndeme por tu justicia.
Hay muchos que no me ven como hijo de Dios sino como un extra terrestre.
No quieren reconocer mi valor y dignidad como criatura tuya.
Señor, ante ti nadie puede alegar inocencia, pues todos hemos pecado.
Perdónanos Señor.

El enemigo me persigue, el enemigo de la justicia.
El enemigo de nuestra común humanidad.
Huyo hacia las sombras, habito en las tinieblas.
Viajo por tierra estéril buscando oportunidad.
¿Dónde estás cuando me veo forzado a hacer este viaje?
¿Dónde estás cuando me persiguen por ello?
¿Dónde estás, Dios mío?
Escucha mis ruegos, oye mi oración.

Este país fue fundado y ha prosperado por la labor de inmigrantes como yo.
Aunque este país ha excluido a algunos, eventualmente ha visto el error de sus acciones.
La historia de este país y tu obra, Señor, me ayudan a saber que no siempre seré perseguido. Corazones han sido cambiados, actitudes han sido cambiadas.

Escucha mis ruegos, oye mi oración.
Extiendo mis manos y mi alma, esperando que me bendigas haciéndome parte de esta comunidad.
Extiendo mis manos, esperando aquello que se me ha prometió: un futuro, una esperanza.
Mi alma, como el desierto que cruzo, está sedienta.
¿Por cuánto tiempo, Señor?
Empápame con la dignidad de ser reconocido como lo que soy: un hermano, una hermana, un hijo o hija de Dios.
Manda lluvias, Señor, que sacien la sed de mi alma.
Manda lluvias, Señor.
Escucha mis ruegos, oye mi oración.

Hay familias separadas.
Pasan muchos años sin verse por este sistema quebrado.
Al pasar los años, mi hijo va creciendo y lo conozco menos y menos.
Mi espíritu desmaya.
No he visto a mi madre en cinco años.
Mi esperanza disminuye.

Escucha mis ruegos, oye mi oración.
No escondas de mí tu rostro, para evitar que baje a la sepultura.
Tengo un hijo ciudadano de esta gran tierra que necesita de los recursos disponibles aquí.
En cambio, yo no tengo derecho a estar aquí con él, ayudándolo en su jornada.
Me persiguen para echarme fuera.

En ti me refugio.
Tú me has permitido llegar hasta aquí y, por eso, te doy gracias.
Pero Señor, estoy cansado.
Estoy cansado de ser perseguido.
Estoy cansada de no ser reconocida.
Estoy cansado de tener miedo.
Estoy cansada de vivir en las sombras.

Vivifícame, Señor, por tu nombre.
Saca mi alma de la angustia, por tu justicia.
Disipa el odio de mis enemigos.
Disipa la ignorancia de mis enemigos.
Disipa la ceguera de mis enemigos.
Disipa la complicidad de mis enemigos.
Rescata a mis adversarios de sus malentendidos, desconfianza y mala comunicación.
Solamente pido que tu justicia sea hecha, porque yo soy tu siervo, yo soy tu sierva.
En tu nombre, Señor.
Así sea. Amén.

Um comentário:

Anônimo disse...

Lindíssimo!O blogueiro está de parabéns pela primorosa produção literária e feliz escolha dos textos! Rita Andreatta