¡OH
MAESTRO DE LAS VIRTUDES!
Enséñame, Señor Jesucristo, cómo no practicar mi
propia justicia ni buscar ser visto y reconocido delante de los hombres.
Enséñame, con tu sabiduría, a buscar la recompensa
de nuestro Padre que está en el cielo y que nos ama con la inmensidad de su
ser.
Enséñame a ser generoso, Señor, y gratuito en todo
lo que hago, especialmente, en la solidaridad con los más necesitados.
Enséñame a rezar sin hipocresía, sino con toda fe,
constancia y caridad, en lo escondido de mi propio corazón, para encontrarte
dentro de mi interioridad.
Enséñame cómo entrar dentro de mi aposento y cómo
cerrar la puerta para estar en silencio e intimidad de amor con Dios Padre y
cómo hacer el ayuno que le agrada.
Enséñame, oh Maestro de las virtudes, a vivir los
valores de tu Evangelio, para que en todo pueda reproducir tu amor e irradiar
la luz de tu forma de ser. ¡Que así sea!
Fr.
Flaminio Benítez Ortiz, ocd
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